A partir de la primavera, la larva experimentará sucesivas mudas que le llevarán hasta alcanzar un tamaño próximo al definitivo a finales de septiembre u octubre, cuando hibernará por segunda vez.
Las luciérnagas son unos depredadores especializados en caracoles y babosas. Una vez que ha localizado a su presa se monta sobre ella para inmovilizarla asestándole un mordisco con sus mandíbulas. Durante su desarrollo, una larva de la luciérnaga puede comer más de setenta caracoles.
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